Unidos Contra las Amenazas: La Importancia de la Cooperación Global en Ciberseguridad
enero, 14, 2025
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A muchos de nosotros nos tocó vivir la transición de una vida sin dispositivos, a una vida virtual en la que navegamos diariamente con uno o varios aparatos en la bolsa de la chamarra. Además, ahora convivimos con los que sí iniciaron una vida virtual desde temprana edad. Lo que tenemos en común es que, de una u otra forma, gran parte de nuestras interacciones se llevan a cabo en el mundo digital, en el cual hemos ido depositando nuestra confianza en una serie de proveedores de tecnología que nos aseguran cuidar nuestros datos personales e información en general.
Es muy claro: en el mundo virtual lo más valioso son nuestros datos, que en su conjunto permiten una infinidad de posibilidades a quienes los poseen. Como personas, empresas, organizaciones, países o regiones. El tema del cuidado y protección de nuestra información es prioritario. No hay nivel en el que el impacto sea menor, la afectación a una persona, a una organización o a un país puede desencadenar un efecto dominó de dimensiones imprevisibles.
Por ello, la forma en que abordamos los desafíos de ciberseguridad puede marcar la diferencia entre la vulnerabilidad y la resiliencia. Podemos optar por abordarlos de manera aislada, corriendo el riesgo de quedarnos con una visión limitada y probablemente duplicar esfuerzos. O bien, adoptar un enfoque colaborativo que promueva el intercambio constante de recursos y conocimientos, lo cual, no solo fortalece nuestra postura de ciberseguridad, sino que también nos ofrece una visión más completa de las amenazas que, al compartir, puede beneficiar a todos. ¿Cuál crees que es el enfoque más efectivo?
El año pasado, durante la Cumbre del Futuro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se aprobó el Pacto para el Futuro, donde se mencionan los retos más urgentes del siglo, abarcando un amplio espectro de temas, desde la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible, la igualdad de género y la transformación de la gobernanza global.
Uno de los aspectos más destacados de este acuerdo es el Pacto Digital Global, que sitúa la ciberseguridad y la cooperación digital en el centro de los esfuerzos multilaterales; reconociendo a la ciberseguridad como un componente esencial para la paz y la estabilidad mundial, a la vez que reitera la importancia de contrarrestar las amenazas cibernéticas en sectores cruciales, desde las finanzas globales hasta la infraestructura crítica.
Como podemos observar, a nivel global se hace un fuerte llamado a colaborar, pues las cifras del cibercrimen no son alentadoras, según el último informe de la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA), publicado en septiembre de 2024, entre julio de 2023 y junio de 2024, se ha registrado un notable incremento en la cantidad y sofisticación de los ciberataques.
Este panorama no solo se observa en Europa, por ejemplo, América Latina se ha posicionado como una de las regiones con mayor incidencia de ciberataques en el mundo, al recibir más de 1,600 intentos por segundo (BID, 2023). En este contexto, y considerando que se estima que los costes totales de los incidentes cibernéticos en los próximos años oscilen entre el 1% y el 10% del PIB mundial (FMI, 2024), las iniciativas de ciberseguridad que promueven la colaboración multilateral se han vuelto fundamentales.
La ciberseguridad no puede abordarse de manera efectiva de manera aislada; los ciberataques no reconocen fronteras, son un fenómeno global que requiere una respuesta igualmente global. Un enfoque colaborativo permite un flujo bidireccional de recursos y conocimientos, que promueve una estructura de ciberseguridad más integrada.
Un ejemplo de las herramientas que promueven la cooperación y el intercambio de información en este ámbito son los ISAC (Centros de Análisis e Intercambio de Información). En estas organizaciones sin fines de lucro, distintos sectores colaboran para compartir información sobre amenazas cibernéticas. Los ISAC funcionan mediante una red de confianza entre sus miembros, permitiendo un flujo continuo de inteligencia de amenazas y una respuesta rápida y coordinada ante incidentes.
Los ISAC ya operan en diferentes sectores, donde los diversos actores intercambian información, identifican patrones y tendencias en las amenazas, comprenden su naturaleza y adoptan medidas preventivas a tiempo, sin necesidad de vivir el ataque de primera mano.En un mundo donde los ciberdelincuentes comparten tácticas y herramientas para maximizar el impacto de sus ataques, la respuesta más efectiva es la colaboración y el intercambio de información. Unir esfuerzos entre gobiernos, empresas y la sociedad civil no solo permite compartir recursos y conocimientos, sino que también fortalece la capacidad de respuesta ante incidentes cibernéticos. Al adoptar este modelo y fomentar la cooperación entre sectores y actores, los países podrán enfrentar las amenazas de manera más efectiva, a la vez que fortalecen su resiliencia cibernética. Esta colaboración y un enfoque proactivo pueden ser decisivas para salvaguardar nuestros datos y, con ello, construir un futuro digital más seguro y confiable para todas y todos.